|

Durante muchos años, antes de ser un emprendedor de tiempo completo, pensaba que una buena idea era el elemento más importante para iniciar un negocio. En aquel momento de mi vida recuerdo que escribía todas mis ideas de negocio en un cuaderno, esperando a que llegara el día que se me ocurriera una que cambiaría el mundo. Por lo tanto, pasaban y pasaban meses, y al no encontrar la idea correcta, no había algo que me impulsara a emprender.

Ese fue el resumen de varios años de mi vida. Desde toda la vida sabía que quería ser emprendedor, pero ese no era el problema. El detalle estaba en encontrar la idea perfecta, y al ser una persona muy perfeccionista, todavía más difícil que llegara.

 

Otro problema grave que tenía en ese momento era la falta de enfoque.

Un día se me ocurría una idea, me emocionaba, se la contaba a mi novia y amigos, comenzaba a trabajar en el plan de negocio…. Pero dos semanas después encontraba otra idea que me emocionaba más, entonces, la misma historia, comenzaba a trabajar en la idea, etc. En resumen, durante dos años, estuve trabajando en 10 ideas diferentes de negocios. Ninguno de esos negocios vio la luz.

 

Tengo muy grabado un día que se me ocurrió otra idea de negocios increíble, de esas ideas que iban a cambiar al mundo, entonces decidí marcarle a mi novia para platicársela. Su reacción fue algo que nunca se me va a olvidar. En lugar de emocionarse y echarme porras con la idea, me dijo “Amor, esta es la idea número 100 que me cuentas. La verdad no creo que llegues a ningún lugar si sigues así”. Ouch, me movió el tapete. Tenía razón, mi vida se resumía en un montón de buenas ideas, pero que nunca iban a ser realidad.

Esta conversación fue la que me llevó a abrir mi primer negocio. Un negocio que no era una idea que iba a cambiar al mundo, pero era una prueba para demostrarme que podía hacer pasar cosas. Que en mi vida no todo se iba a quedar como un montón de buenas ideas Y a pesar de que ese primer negocio fracasó, fue una experiencia que me llevó a ser el emprendedor que soy hoy.

 

Regresando al punto central, ¿qué tiene más valor: una idea o la ejecución?

 

Todavía después de ese primer emprendimiento, continuaba pensando que lo más importante para abrir un negocio era la idea. Es más, en ese momento pensaba que mi negocio había fracasado porque tal vez, no había sido la mejor idea.

Sin embargo, mi posición cambió al platicar con mi tutor de tesis de maestría, que resultaba ser un experto en emprendimiento, consultor de startups, inversionista, en resumen: un cuate muy picudo.

En una de nuestras pláticas salió este tema y por supuesto, comencé a defender mi punto de la idea. El punto que defendía era: la idea correcta es lo complicado, cualquier puede hacer pasar las ideas.

 

Sin embargo, su punto era completamente contrario al mío. Él me explicó que después de trabajar con decenas de emprendedores, se dio cuenta que lo difícil era encontrar buenos emprendedores, no buenas ideas. Inclusive, muchos fondos de inversión de startups invierten en emprendedores, no en ideas. Esto fue algo que revolucionó mi mente.

Siempre había dado por hecho que hacer pasar las cosas era fácil, tal vez, porque a mi se me facilitaba eso. Pero nunca había pensado en que tal vez era un superpoder que tenía, y que no necesariamente muchas personas lo tenían.

 

Hoy, después de más de 10 años de ser emprendedor, les puedo decir que estoy totalmente de acuerdo con la posición de mi tutor de tesis. Hoy en día valoro mucho más la ejecución, que una simple buena idea. Porque una idea no vale nada.

 

Hace algunos meses en un evento que me invitaron de emprendedores, conocí a un chavo, aspirante a emprendedor. Después de platicarle un poco a lo que me dedicaba, me dijo “es que me muero de ganas de contarte mi idea del negocio, pero como entenderás, nadie se puede enterar. Estoy seguro que si alguien se entera me la va a robar”.

Recuerden que las ideas no valen nada. Si eres una de esas personas que tiene miedo de contar sus ideas porque se las “pueden robar”, al contrario, platícaselas a tus amigos, a potenciales socios, potenciales aliados. Y lo más importante, haz que pasen las cosas.

 

En conclusión, si quieren ser emprendedores, no se concentren tanto en las ideas y más bien enfóquense en hacerlas pasar. Ya verán que en ese momento su vida va a cambiar.

Last modified: 1 marzo, 2018

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *